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A LOS COLEGAS BIOQÍMICOS

Escriben el Dr. Andrés Albrecht (Director del Laboratorio Mega, Rafaela Santa Fe) y el Dr. José Oyhamburu (Socio gerente de BioClínica SRL, Buenos Aires).
Nos acercamos a un nuevo 15 de junio.
Un aniversario distinto en una época marcada por tantos hechos que han enaltecido a nuestra profesión, a la vez que nos vamos insertando en una nueva era que nos obliga a ponernos en una perspectiva que nos permita apreciar la diversidad de circunstancias que exigirán de nosotros aportes bien diferenciados de lo que ha venido siendo más o menos tradicional a lo largo de estos últimos 40 a 50 años. Que han sido los años del surgimiento y consolidación de la moderna tarea del diagnóstico clínico de laboratorio, años en los que brillaron tres generaciones de distinguidos colegas que le han dado significativos aportes a nuestro quehacer.
Durante la aún no totalmente superada pandemia se ha puesto en claro que la amplitud de la bioquímica domina el interés del mundo, y que necesita de nosotros mucho más allá de la tarea de diagnóstico aun cuando es ésta el área que más interés ha captado históricamente, que más motiva entre los futuros profesionales y que más presencia tiene en la sociedad.
Los aportes de la ciencia nos llevarán a diversificar ahora, mucho más acentuadamente, nuestro desempeño para ser ecuánimes y efectivos a la hora de ofrecer a la sociedad los beneficios de nuestro desarrollo ya en manos de las nuevas generaciones incluyendo aquí también a la industria farmacéutica, plena de realizaciones en bioquímica.
Mientras tanto, nos hace falta consolidar una primera línea de avezados bioquímicos para trabajar al lado de las cuestiones de todos los días en un mano a mano con los pacientes. Y ganar presencia llevando a sus médicos la información certera que les permita tener bajo control las patologías prevalentes en la comunidad. Abreviando tiempos y alertando por el devenir de esperables complicaciones, racionalizando el uso del diagnóstico y proveyendo el auxilio invalorable de velar por el adecuado uso del conocimiento que emana de la labor analítica.
Una segunda línea de especialistas en estrecho contacto que se erijan en los necesarios consultores para resolver las dificultades diagnósticas o para resolver la alta complejidad que inevitablemente necesita de un marco especial de actuación.
Una tercera línea de investigadores tras soluciones efectivas y racionales para atender no solo al diagnóstico sino al desarrollo y validación de instrumental, de metodologías y kits diagnósticos, también de soluciones informáticas y de auxilio científico para aquellos que actúan en contacto con los que necesitan de los servicios de salud. Y velar por la adecuada formación de dirigentes capaces de liderar el cambio, tras una gestión que efectivamente opere en la racionalización de recursos, de los marcos normativos, del diseño de los procesos y del aseguramiento de la calidad de procedimientos y su ejecución, atendiendo a que el producto de la labor de diagnóstico es siempre el intangible de un número o de una sentencia que diga algo del estado biológico de los pacientes.
En todos los casos, con la conciencia de que no hay entonces un conjunto único de competencias que identifican a la profesión bioquímica, que comienza su desarrollo recién después de conseguido el grado universitario y cuyas incumbencias superan el desiderátum básico que se intenta mostrar en un listado de alcances y de actividades reservadas.
La necesaria articulación de esfuerzos tanto del plano del ejercicio como del académico, será la piedra de toque para potenciar el éxito de una labor que será necesariamente compartida y que más que nunca requiere de una articulación efectiva con la industria de diagnóstico en vitro (IVD).
La ciencia y la tecnología están disponibles para enfrentar el desafío, y solo resta ponerse de acuerdo para concretar un nivel empresario que muestre la solidez de una industria con una proyección que supera ampliamente los límites de una mesada y de una dedicación a lo instrumental, aún en los lugares más alejados de los grandes centros urbanos.
Hemos cerrado el ciclo de los emprendimientos personales. Es el momento de tender los puentes que permitan mostrar que – aun cuando nuestro producto es casi siempre un intangible-, invertir en una industria consolidada de diagnóstico bioquímico, es un atractivo.
Aprovechamos para hacer llegar a los colegas BIOQUÍMICOS nuestro deseo por el mejor de los éxitos en el cumplimiento de su abnegada dedicación.
¡Feliz Día del Bioquímico!