LA PRODUCCION DE PLAQUETAS
(Por el Dr. Enrique D’Alessio.) Las plaquetas son las bolsas de arena del sistema circulatorio: se acumulan en las heridas para crear coágulos y detener el sangrado. Ahora, los investigadores en Japón han demostrado que pueden crecer grandes cantidades de plaquetas humanas, a partir de células madre.
¿Producción industrial de Plaquetas?
Michel Leslie, Science, 13 de febrero 2014. La expansión de esta técnica podría proporcionar una fuente confiable de plaquetas de reemplazo para pacientes. Las plaquetas no son células, sino que son fragmentos de células de médula ósea llamadas megacariocitos. Los pacientes y las personas que sufren de condiciones tales como anemia aplásica y algunas formas de cáncer, a menudo no producen suficiente cantidad de plaquetas, por lo que pueden requerir transfusiones complementarias, a veces más de una vez a la semana. Las plaquetas extraídas de sangre donada son la fuente de estas transfusiones, pero tienen varios inconvenientes que han estimulado a los investigadores a buscar una alternativa. Debido a que los fragmentos celulares no pueden ser refrigerados pues se dañan a bajas temperaturas, su vida útil es de sólo unos pocos días, en lugar de semanas como en el caso de los glóbulos rojos.
Además, las plaquetas son más propensas a ser contaminadas con bacterias peligrosas. La bióloga vascular Denisa Wagner, de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston señala que otra motivación para identificar nuevas fuentes de plaquetas es el envejecimiento de la población mundial. “Las personas mayores son más propensas a requerir transfusiones, ya que, naturalmente, producen menos plaquetas”.
En los últimos años, dos grupos científicos informaron que habían criado megacariocitos y plaquetas humanas a partir de células madre embrionarias y de las llamadas células inducidas pluripotentes (iPS), es decir, células adultas que han sido revertidas a células madre. Sin embargo, estas técnicas no han generado suficientes plaquetas para una transfusión.
Para aumentar la eficiencia, Koji Eto de la Universidad de Kioto en Japón, que dirigió uno de los equipos mencionados, junto a sus colegas refinaron su receta: mediante el uso de drogas manipularon la actividad de tres genes de las iPS humanas y células madre embrionarias y lograron impulsar a las células a dividirse y evitar que cometan suicidio. Este paso generó precursores de los megacariocitos. El equipo encontró que los precursores de megacariocitos podían sobrevivir y continuar dividiéndose en un medio de cultivo durante más de 5 meses, incluso después de ser congelados y descongelados.
Cuando los investigadores apagaron los tres genes mediante el retiro de los fármacos, las células maduraron como megacariocitos y comenzaron a producir plaquetas. Eto y sus colegas estiman que en un plazo de cinco días el método puede producir suficientes plaquetas para una transfusión. Para poner a prueba la capacidad de coagulación de las plaquetas, los investigadores las inyectaron en ratones con lesiones vasculares y así demostraron que las plaquetas de laboratorio tenían la capacidad de formar coágulos en los animales.
Para utilizar médicamente esta estrategia, Eto prevé que los precursores de megacariocitos se deberían mantener congelados. Cuando sea necesario, podrán ser descongelados y ser inducidos a producir plaquetas.
Aunque los megacariocitos inducidos no son tan productivos como los de la médula ósea, la producción de las células a gran escala podría compensar esta falta de eficiencia y permitir la generación de grandes cantidades de plaquetas. Eto señala que espera comenzar los ensayos clínicos de las plaquetas producidas en el laboratorio en 2 ó 3 años.
Otros investigadores están de acuerdo en que este estudio es el mayor aporte hasta el presente en el objetivo de obtener plaquetas utilizables a partir de células madre.”Yo estaba muy impresionado”, dice el biólogo celular Nicolas Pineault del Blood Center de Canadá en Ottawa.”Creo que está muy cerca” de ser de utilidad para los seres humanos.
No obstante, la calidad de las plaquetas de laboratorio podría ser en el futuro un punto de conflicto. Por ejemplo, no son tan pegajosas como plaquetas originadas en la médula ósea, lo que puede limitar su capacidad de coagulación. “Son buenas las plaquetas, pero no son excelentes plaquetas”, dice Pineault. Los investigadores todavía tienen mucho trabajo por hacer antes de que las plaquetas cultivadas en laboratorio puedan sustituir a las derivadas de donantes, añade el hematólogo Mortimer Poncz de la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pennsylvania.”¿Ya llegamos? No “, afirma Wagner.
El genetista molecular Benjamin Kile del Walter and Eliza Hall Institute of Medical Research de Australia reconoce que quedan muchas preguntas acerca de las plaquetas de laboratorio fabricadas a medida, incluyendo su capacidad de coagulación y tiempo de vida en los seres humanos. Pero señala que Eto y sus colegas merecen crédito porque demuestran que es posible producir grandes cantidades de fragmentos de células.”No pueden realizarse ensayos clínicos hasta que no se haya logrado una producción regular de plaquetas”, afirma.
Epígrafe Foto: Dennis Kunkel, Microscopy Inc./Visuals Unlimited/Corbis. Megacariocito en proceso de formar dos plaquetas.
Hipoxia Fetal Determinada por la abundancia de ARNm en la sangre materna
Stephen Tong, Universidad de Melbourne. Biomedica Central, 9 de diciembre de 2013.
La disminución en el suministro de oxígeno al feto en desarrollo puede dar lugar a complicaciones graves, incapacidad permanente y muerte fetal. Los métodos actuales para la determinación de la hipoxia fetal no son suficientemente sensibles ni exactos. El Prof. Stephen Tong y sus colegas del Mercy Hospital (Heidelberg, Australia) y la Universidad de Melbourne (Melbourne, Australia) han desarrollado un método para determinar la hipoxia fetal mediante el examen de una muestra de sangre materna. Durante los últimos 10 años, se descubrió que el ARNm de origen placentario se filtra en la circulación materna donde puede ser muestreado y cuantificado. El equipo del Prof. Tong ha elaborado la hipótesis de que cuando el feto se halla en hipoxia se produce una desregulación que induce un aumento de ARNm en la sangre materna y que la abundancia relativa de este ARNm se correlaciona con el grado de hipoxia. Si la hipótesis es correcta, entonces la medición del ARNm inducido por hipoxia podría constituir la base de un análisis clínico no invasivo de la hipoxia fetal. El equipo estudió la hipoxia aguda mediante el muestreo de sangre de mujeres sometidas a trabajo de parto. También investigaron la hipoxia crónica en mujeres con embarazos complicados con severa restricción del crecimiento fetal. Encontraron que el ARNm inducido en la sangre materna en muestras tomadas cerca del parto se correlacionó con el estado de hipoxia del feto durante sus últimos momentos en el útero (determinado mediante la medición de pH de la sangre fetal, o los niveles de lactato de la placenta al nacer). Así, el dato podría ser utilizado para determinar el grado de hipoxia fetal en el útero. Los autores creen que puede haber una variedad de situaciones clínicas en las que la prueba para determinar los niveles de hipoxia fetal puede ayudar. Sin embargo, consideran que el mayor impacto podría ser en la supervisión de los fetos con restricción de crecimiento en las gestaciones prematuras. Con la restricción del crecimiento fetal prematuro, el riesgo de muerte fetal es alto y los médicos se enfrentan a la difícil situación de tener que inducir el parto a tiempo. El clínico debe evaluar la probabilidad de muerte fetal o la incapacidad permanente (causada por dejar al bebé demasiado tiempo en un ambiente de hipoxia crónica grave) si el embarazo se deja continuar.