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EL FUTURO CIENTIFICO

D'AlessioEl doctor Enrique D’Alessio hace un repaso de las últimas publicaciones científicas mundiales y nos acerca algunas novedades. La identificación de dos genes que confieren una armadura a ciertas bacterias contra los antibióticos permite abrigar esperanzas de que hay nuevos caminos en la lucha contra las infecciones intrahospitalarias. Por otra parte, la disminución de la edad de la primera menstruación estaría relacionada con la obesidad y, a su vez, traería aparejada riesgos de enfermedades mortales en las jóvenes.

Bacterias como supermicrobios resistentes a los antibióticos
Escuela de Medicina de la Universidad Washington.
Hospital Barnes Jewish, Abril 2015. Cortesía LMI.
Las enterobacterias patógenas, incluyendo Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae, son las principales causas de infecciones resistente a múltiples antibióticos (MDR) en los hospitales de todo el mundo y estos patógenos han demostrado recientemente que han adquirido resistencia a los carbapenémicos.
Se han identificado dos genes que confieren resistencia contra una clase particularmente fuerte de antibióticos y que pueden ser compartidos fácilmente entre una familia de bacterias responsables de una parte importante de infecciones respiratorias y urinarias adquiridas en los hospitales.
Los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (St. Louis, MO, EUA) recolectaron 450 aislados bacterianos, incluyendo 195 Enterobacterias en Pakistán, durante febrero de 2012 hasta marzo de 2013. Los investigadores seleccionaron al azar 55 aislados de Enterobacterias para hacerles la secuenciación de todo el genoma. Luego seleccionaron 23 aislamientos de muestras obtenidas de pacientes en los EUA entre enero de 2010 y junio de 2013, en el Hospital Judío Barnes (St. Louis, MO, EUA), que tenían una proporción similar de susceptibilidad y resistencia a los ?-lactámicos a los recolectados en Pakistán para la secuenciación.
Los investigadores también secuenciaron una porción especial de material genético de las bacterias, llamados plásmidos. La mayor parte del ADN de una bacteria se encuentra en su cromosoma, pero las bacterias también tienen muchos pedazos adicionales, más pequeños y circulares de ADN conocidos como plásmidos que fácilmente pueden pasar de una cepa bacteriana a otra. Un plásmido es como un camión de reparto de genes bacterianos; es la forma principal como los genes de resistencia a los antibióticos se difunden entre las bacterias.
La variedad de cepas que descubrieron que codificaban la carbpenemasa de Klebsiella pneumoniae (KPC) y la metalo-?-Lacatamasa-1 de Nueva Delhi (NDM-1) fue consistente con la evidencia existente de que la transferencia horizontal de genes (HGT) es un factor importante en su propagación. Ellos identificaron algunos casos claves en los que el plásmido que llevaba NDM-1 o KPC eran casi idénticos, lo que significa que esto fácilmente podría facilitar la propagación de la resistencia a los antibióticos entre las bacterias que causan enfermedades que se encuentran en los EE.UU. y en el sur de Asia.
Gautam Dantas, PhD, profesor asociado de patología e inmunología y autor principal del estudio, dijo: “Nuestros resultados también sugieren que va a ser más fácil para las cepas de estas bacterias, que aún no son resistentes, captar un gen que les permite sobrevivir el tratamiento con carbapenem. Los carbapenémicos son uno de nuestros últimos recursos para el tratamiento de infecciones bacterianas, los que utilizamos cuando nada más funciona. A medida que las formas resistentes a los medicamentos de Enterobacterias se vuelvan más generalizadas, las probabilidades aumentarán de transmitir una de estas superbacterias a un amigo con un sistema inmunológico debilitado que realmente puede ser afectado por ellas”. El estudio fue publicado en línea en marzo de 2015 para la edición de junio de 2015 de la revista Emerging Infectious Diseases.

Por qué las mujeres comienzan la pubertad más temprano
Dina Fine Maron , associate editor at Scientific American.
A medida de que se van aclarando sus causas, los científicos aumentan su preocupación sobre posibles efectos sociales permanentes.
En las últimas dos décadas, se ha tratado de dilucidar el por qué del misterioso cambio que ocurre en niñas jóvenes. El desarrollo de las glándulas mamarias, típico a los 11 años una generación atrás, está sucediendo en un gran porcentaje desde los 7 años y en casos excepcionales, a los 3 años. Los científicos temen que este desarrollo precoz pueda incrementar los riesgos de cáncer y otras enfermedades típicas de la edad madura. La tendencia no parece disminuir y más y más padres se ven obligados a tocar temas de la pubertad en niñas cursando primero y segundo año de la escuela primaria.
Pareciera que la obesidad es el factor más importante que interviene en esta tendencia. La estadística muestra que la obesidad se ha más que duplicado en los últimos 30 años y, mientras sólo el 7% de los chicos de 11 años eran obesos en 1980, el porcentaje es cercano al 18% en 2012. Sin embargo, estudios recientes sugieren que la obesidad podría no ser el único factor. Tensiones familiares y exposición a agentes contaminantes podrían también jugar un papel, aunque todavía el panorama no es claro. En el caso de varones, los datos son aun más ambiguos: un estudio de 2012 también mostraría que inician la pubertad entre seis meses y dos años antes, para el mismo período de análisis.
Los médicos clínicos consideran que un pequeño cambio de el período de desarrollo de las mamas no es peligroso en sí y no se requieren terapias especiales o drogas, salvo en casos que suelen presentarse de desórdenes asociados con la glándula pituitaria. Sin embargo, los efectos asociados requieren una atención cuidadosa por parte de padres y profesionales: la pubertad temprana parece incrementar el riesgo de depresión, abuso de drogas y por supuesto, relaciones sexuales tempranas.

El efecto de la obesidad. La primera alarma surgió en los Estados Unidos en 1997 cuando un estudio trascendente demostró que por lo menos el 5% de mujeres blancas y el 15% de mujeres negras tenían desarrollo de glándulas mamarias a los 7 años. “Este hallazgo desató grandes polémicas y pasiones” señala Paul B. Kaplowitz, endocrinólogo pediátrico del Children’s National Health System, Washington, D.C.
Sin embargo, el estudio de 1997 halló que la tendencia ocurría en poblaciones marginales. En ellas la pubertad ocurría antes en la mayoría de las niñas y con diferencias por raza: en lugar de los típicos 11 años de antaño, sucedía en promedio a los 8,87 años en afroamericanas y 9,96 años en blancas. Pronto pudieron comprobarse resultados similares en Europa.
De acuerdo a los resultados más recientes (2013), en los Estados Unidos el desarrollo mamario sucede a los 7 años en el 23% de niñas afroamericanas, 15% de hispanas y 10% de blancas. Estos resultados mostrarían además que la tendencia va en aumento.
Desde el punto de vista biológico, cualquiera sea la edad, la pubertad comienza en el cerebro. Algo induce al cerebro a producir una hormona liberadora de gonadotropina, o GnRH. El stress y agentes contaminantes podrían tener un papel aquí, más allá del ciclo natural. Este proceso activa la glándula pituitaria quien induce en los ovarios la producción de estrógenos quienes a su vez inducen el crecimiento de las glándulas mamarias y así se inicia la pubertad. (El vello púbico se forma como resultado de un proceso biológico diferente). La menstruación comienza años más tarde y el enfoque en este último proceso llevó a los investigadores a descuidar el real proceso de inicio de la pubertad que es con el desarrollo mamario.
Sin embargo, no sólo en los ovarios se produce estrógeno. También las células grasas lo producen. Entonces, con el incremento de la obesidad a nivel mundial, no es sorprendente que la pubertad se adelante. Aunque las glándulas mamarias se desarrollan anticipadamente, el inicio de la menstruación y el comienzo del bombeo de cantidades importantes de estrógenos en forma regular, sólo ha avanzado un promedio de tres meses en comparación con varias décadas atrás. En consecuencia la pubertad no sólo se ha adelantado sino que dura mucho más. Ello implica una exposición más prolongada a estrógenos con consecuencias señaladas anteriormente durante ese período intermedio y además un aumento de riesgos de cáncer en la edad adulta.

Foto: La placa de la derecha fue inoculada con una Enterobacteria resistente al Carbapenem (CRE) que resultó ser resistente a todos los antibióticos ensayados; las bacterias en la placa izquierda son susceptibles a los antibióticos en los discos (Fotografía cortesía de James Gathany).