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ENTREVISTA DR. JORGE REY

Dr. Jorge Rey.
Profesor de Bioquímica Clínica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Jefe de la división de Enfermedades de Transmisión Transfusional del Departamento de Hemoterapia e Inmunohematología del Hospital Clínicas José de San Martín.

-¿Qué transformaciones hubo en la bioquímica estos últimos 25 años?
La letra de tango dice que 20 años no es nada, pero 25 años en el caso de nuestra profesión, de la bioquímica en general, es muchísimo. Sobretodo por el rango de nuevas actividades reservadas o incumbencias que han surgido a lo largo de todos estos años.
Un ejemplo concreto es la actividad del bioquímico en el Banco de Sangre. Cuando yo empecé, hace 44 años, los bioquímicos de la Capital Federal que trabajaban en un servicio de hemoterapia en un banco de sangre se contaban con los dedos de la mano. Y en la actualidad, ya existe una materia electiva de la facultad que se denomina “Laboratorio Bioquímico en el Banco de Sangre”, que está también dentro del módulo de la carrera de especialistas.

-¿Y a nivel tecnológico?
El cambio más notorio a nivel tecnológico ha sido la instrumentación, la posibilidad de realizar las cosas automatizadas. En mi época, nosotros entrábamos al laboratorio bioquímico y todo era basado en la manualidad, inclusive en muchos casos preparábamos nuestros propios reactivos.
De ahí fueron avanzando enormemente las cuestiones de informatización, automatización y el número de prácticas que se realiza ya en el diagnóstico clínico. Esto se ha incrementado no solamente por la incorporación de nuevas prácticas o técnicas, sino también por áreas que antes no estaban al alcance del diagnóstico rutinario, como podría ser la biología molecular u otras prácticas que hoy en día tienen una cotidianidad impensable hace 25 años atrás.

-Ese cambio, ¿ha favorecido la práctica del profesional y su relación con el paciente? ¿Lo ha alejado? ¿Cuáles son los riesgos que visualiza que pueden darse de aquí en adelante?
El primer riesgo que se visualiza es el de la monopolización, es decir, la concentración de las prácticas en los grandes laboratorios, la pérdida en alguna medida del concepto de profesión liberal que tenía la bioquímica. Si bien por un lado ese punto de vista técnico mejora notablemente la prestación de la práctica, se ha perdido un poco de la relación del bioquímico con el paciente.
El bioquímico antes iba al laboratorio, que era el lugar de ejercicio, de la práctica profesional liberal, donde se tenía mucho más acceso al paciente. Hoy la vinculación con el paciente está quizás restringida al área hospitalaria y también depende del interés que ponga el bioquímico en vincularse o relacionarse con el origen de la muestra que recibe.

-¿Es decir que habría una línea divisoria entre lo que es la práctica privada y la parte pública, que es la del hospital?
Hay como dos formas distintas de ver a la bioquímica, como dos necesidades diferentes. Si bien en la práctica privada hay necesidad de brindar un servicio, hay en alguna medida un requerimiento económico que en la práctica hospitalaria no es tan marcada. En la práctica privada el bioquímico tiene que responder no solamente por uno sino también por la gente que trabaja ahí. Tiene sus costos, tiene sus necesidades de financiamiento, que son diferentes a la práctica hospitalaria, donde el financiamiento pasa fundamentalmente por lo que es una política de salud. Bien o mal, pero es una política de salud donde el bioquímico está acotado en cuanto a su nivel de ejecución o de decisión.
Son dos formas de ver la universidad o la actividad bioquímica en el ámbito donde se realiza. Pero también hubo cambios en otros ámbitos de la profesión.

-¿Qué más ha cambiado?
Ha cambiado la participación del bioquímico en el asesoramiento y promoción de la industria. Muchas empresas productoras de reactivos son las que se vinculan con el profesional o brindan el asesoramiento; en nuestra época eso prácticamente no existía.
Ahí ha habido un avance, nuevos horizontes que se generan para la práctica, como por ejemplo, la participación en las industrias biotecnológicas que antes tampoco existía. De hecho una de las primeras industrias biotecnológicas que ha surgido en la Argentina fue generada a partir de un grupo de químicos y bioquímicos.
Por otra parte, hubo un cambio radical que es el acceso a la información. Hace 25 años nosotros teníamos que vivir pegados a la biblioteca de la facultad mientras estudiábamos o inclusive rotando por diferentes bibliotecas cuando necesitábamos buscar un artículo o una referencia. Eso en la actualidad está al alcance de la mano. Con una computadora o un teléfono celular tenés el acceso a la información en cualquier momento del día, algo que antes para nosotros era un trabajo complicado de llevar a cabo.
A grandes rasgos podríamos decir que éstos son los cambios que a mí más me impactaron. Pero creo que también ha variado la enseñanza de la profesión.
Hay un tema clave que es el de la enseñanza online, que viene generando polémica en varios lugares.
Yo soy partidario de lo que podríamos llamar un mix, es decir, la docencia online pero con el presencial cada tantas clases. Creo que todavía el contacto entre el alumno y el docente es muy importante. Cuando en nuestra actividad alguien comienza con sus primeras herramientas, sus primeros años de facultad, es cuando más se requiere el contacto con el docente. Porque el docente en esas circunstancias no actúa solamente como alguien que brinda información, sino realmente es un tutor, tanto de la carrera como de lo que el alumno se va cuestionando o planteando.
Siempre dije que yo he tenido grandes docentes que en alguna medida me han servido de ejemplo, pero se necesita del contacto diario, verlos todos los días de la cursada, hablar todas las clases, preguntarles, plantearles cosas, discutir temas con ellos. Y esto con el formato virtual no sucede.
Pero indudablemente la enseñanza online es una herramienta que utilizamos, ya que te permite ampliar la zona y llegar a futuros profesionales que están muy lejos. Por ejemplo, si algún estudiante viviera a 400 kilómetros y tuviera que viajar todos los días a Buenos Aires, se le dificultaría. En cambio, si todos los días tiene el alcance online y una vez por mes viene a Buenos Aires, es diferente. Eso es una evolución que ha habido en estos 25 años que yo creo que ha sido francamente favorable.
Quizás sienta nostalgia por lo que era en nuestra época cursar una materia. Sobretodo en lo referido a la actividad práctica, que era diferente a lo que es ahora. Nosotros realizábamos muchas más cosas por nosotros mismos, teníamos que realizar nuestros experimentos, contábamos con los elementos. Ahora eso cada vez se va perdiendo más. Yo extraño ese tiempo porque creo que la práctica es importante.

-¿Cree que eso es lo que le está faltando a lo nuevo?
Sí, a lo nuevo le está faltando una mayor actividad práctica o de vinculación con lo que uno está estudiando. Eso puede tener muchísimas causas, como la diferencia entre el número de alumnos que hay ahora y el número que había cuando yo cursaba las materias, los presupuestos universitarios, y los costos de los elementos, entre otras razones. Yo siempre digo, no despreciando o menospreciando ninguna actividad, que una cosa es la actividad que yo puedo confrontar con tiza y pizarrón y otra la actividad que yo tengo que confrontar con tiza, pizarrón y un laboratorio.
Creo no equivocarme en lo que digo, pero la vinculación práctica cuando nosotros estudiábamos materias era mucho mayor que la que hay ahora.

-¿Qué nos puede decir con respecto a la vinculación con las nuevas áreas?
Hay actividades parecidas en todo el mundo, pero ahora el título bioquímico como actividad de grado está restringido a muy pocos lugares. Por más que haya otras carreras similares en otros países, la formación acá realmente tiene una suerte de originalidad.
El bioquímico se tiene que vincular y tiene que adquirir su rol, y la facultad producir “aggiornamento”. No nos olvidemos que nuestro título significa la conclusión de la tecnología con la química en el edificio de la salud humana. No quiere decir que el bioquímico como tal no tenga otras actividades en nuestra facultad, pero bajo el concepto de bio-química, el bioquímico tiene que mantener una actualización en la biología, en la química y en la implicancia que esto tiene en la salud.
Nuestra facultad ya ha tenido un “aggiornamento” en la genética que involucra la biología celular o molecular, que son herramientas que ya están en uso.