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BIG DATA EN CANCER

Los datos obtenidos, que se comparten a nivel mundial,
permiten desarrollar nuevas estrategias para tratar la enfermedad.

La minería de datos ya se aplica en la actualidad para la toma de decisiones en cáncer, según informa el investigador Joaquín Merlo (Foto), Becario Doctoral del CONICET sostenido por Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES. Merlo se desempeña en el laboratorio de Inmuno Oncología Translacional del doctor Gabriel Rabinovich.
El análisis de datos se realiza a partir de las secuencias de ADN, informa Merlo. “A partir de 2004 cayó el costo de secuencias de ADN y se hicieron muy accesibles. Desde ese entonces, importantes laboratorios se dedicaron a recolectar muestras y secuenciarlas para tratar de descubrir el componente genético de muchas enfermedades, como cáncer, enfermedades autoinmunes, diabetes, etcétera”.
“Eso generó una explosión en la cantidad de información y la comunidad científica misma se dio cuenta de la conveniencia de la colaboración para poder ´atacar´ estas enfermedades, y de a poco se comenzó a liberar esa información; obviamente sólo en lo que hace a la genética, mutaciones, expresión de genes, proteínas, entre otros”.
En su caso específico este análisis, aplicado al cáncer, permite encontrar el rasgo en común que poseen todos los pacientes que cursan la enfermedad y así compararlo con aquellos que no la tienen. De esta manera se puede comenzar a trazar nuevos métodos de investigación para desarrollar fármacos específicos atendiendo de forma más profunda el comportamiento del sistema inmunológico frente al cáncer.
Una de las claves que desarrolla Merlo es el estudio de los biomarcadores, es decir los rasgos o características que están relacionados con aspectos clínicos y que pueden dar mucha información. Un biomarcador puede indicar, por ejemplo, qué subtipo de cáncer tiene una persona lo cual permite al médico oncólogo definir qué tratamiento va a ser beneficioso para el paciente, cuál no le va a hacer efecto y cuál puede ser perjudicial.
“Otros biomarcadores registran los niveles de expresión de la proteína PD-L1 en el tumor y en las células inmunes para indicarle a un médico si es más probable que un paciente responda o no a la inmunoterapia, una de las terapias con mejores resultados”.
Estos marcadores, concluye Merlo, “son el resultado de investigar grandes volúmenes de datos, de muchos pacientes y encontrar esos patrones que luego terminan ayudando a los médicos y oncólogos a tomar las decisiones clínicas”.
En los últimos años la inmunoterapia ha ganado espacio en las investigaciones del cáncer dado que busca dar respuesta mediante la estimulación del propio sistema inmunológico de las personas. Tal es así que en el 2018 el Premio Nobel en Medicina fue otorgado a Allison y Honjo por sus avances y aportes en este campo. En esta línea se desarrollan las investigaciones que apoya Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES. Según Merlo, “las inmunoterapias están muy en boga estos años porque tienen excelentes resultados, pero en un conjunto reducido de pacientes, con lo cual es clave encontrar los biomarcadores que indiquen una posibilidad de respuesta para aprovecharlo, pero también los marcadores de no-respuesta para poder revertirlos”.